viernes, 15 de noviembre de 2024

Dimensiones - El Superhumano

 Por Uriel Escobar Barrios, M.D.

El propósito fundamental de la evolución de la especie humana es mejorar las condiciones de vida de cada uno de los individuos que la conforman. Esto implica garantizar el bienestar físico (alimentación,

condiciones adecuadas de atención en salud y de vida digna en todas sus etapas) y psicoemocional (protección de sus derechos, acceso igualitario y sin barreras a los dispositivos comunitarios como educación, trabajo y recreación). 

Facilitar las actividades a través de apoyos tecnológicos, aumentar con calidad la expectativa de vida y potenciar las capacidades naturales son ideales sobre los cuales se ha reflexionado a lo largo de la historia. Para poner un ejemplo de esta búsqueda, en el siglo XVII y a principios del siglo XVIII, el filósofo y estadista inglés Francis Bacon (1561 – 1626), a quien se le considera uno de los padres del empirismo y del método científico experimental, publicó una obra titulada Nueva Atlántida, en la que describe una sociedad utópica donde los seres humanos utilizan la ciencia y la tecnología para mejorar sus capacidades y prolongar la vida, basándose en dos elementos claves: la razón y la educación. 

Estas ideas iniciales de Bacon las retomó en el siglo XX un movimiento filosófico y cultural denominado el transhumanismo. Este concepto lo comenzó a abordar el biólogo evolutivo y filósofo inglés Julian Huxley (1887 – 1975); también hicieron sus aportes para la creación en 1988 de la Asociación Transhumanista Mundial los investigadores F.M. Esfandiary, Eric Drexler, Nick Bostrom y David Pearce. El eje sobre el cual se articula el transhumanismo  es la utilización de la tecnología para eliminar el sufrimiento humano y mejorar sus capacidades mentales y físicas.

También existe otro camino para el mejoramiento de las capacidades del individuo y de la sociedad: el desarrollo del superhumano. Este concepto hace referencia a que la persona logre a través del despertar de potencialidades inherentes a su condición una serie de habilidades que le permitan la autorrealización y la autosuperación. 

El ser autorrealizado no es una utopía, ni tampoco tiene que ir en contravía del desarrollo de la ciencia; por el contrario, todos los descubrimientos que se han dado de manera exponencial en los últimos años deben estar al servicio del bienestar del humano, porque, de no ser así, perderían su propósito: mejorar las condiciones de vida de la especie. Las tradiciones espirituales de Oriente y Occidente, secundadas por las investigaciones de las neurociencias, han postulado que cada ser cuenta con una dotación natural de capacidades que pueden ser movilizadas para su desarrollo pleno.

¿Cómo activar tales habilidades, presentes en estados expansivos de la conciencia (telepatía, clarividencia, precognición y psicoquinesis) e incorporarlas a la vida cotidiana? A través de prácticas y ejercicios específicos como la meditación y la oración, los cuales permiten despertar y potenciar comportamientos elevados en la convivencia humana: la paz, la fraternidad, la compasión y el amor incondicional hacia toda forma de vida y de la creación en general.  www.urielescobar.com.co

No hay comentarios:

Publicar un comentario