Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
La civilización actual enfrenta retos que van desde los cambios acelerados a nivel planetario, las desigualdades en la calidad de vida de personas que viven en países en vías de desarrollo y las guerras fratricidas, hasta los crecientes problemas de salud mental de la población a nivel global.
Sobre este último aspecto -que presentó un incremento del 25 % en los últimos cuatro años- quiero mencionar un indicador muy sensible: el consumo de sustancias psicoactivas. El informe mundial sobre drogas presentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) nos dice que en 2021, mundialmente, más de 296 millones de personas consumieron drogas, lo que representa un alza del 23 % frente a la década anterior; y de este grupo, 39.5 millones han sido diagnosticados con trastornos por consumo de drogas, 45 % más.
Asimismo, se encontró que la población joven (14 – 26 años) es la más vulnerable no solo para el consumo, sino para presentar diferentes tipos de trastornos relacionados con el uso de drogas; por ejemplo, en África, el 70 % de quienes asisten a tratamiento por esta causa son menores de 35 años.
En este documento también se destaca la preocupación por los impactos que tiene en la salud personal y colectiva el consumo de bebidas alcohólicas por parte de los adolescentes, que alcanza niveles muy altos: más de la cuarta parte de este grupo etario lo hacen en grandes cantidades, y ya no solo los varones, como sucedía hace algunos años, sino que las mujeres lo consumen con una frecuencia cada vez mayor.
Esta situación compromete a más de 155 millones de personas a nivel global. En Colombia, la información suministrada por el Observatorio de Drogas en el 2019 también evidenció que uno de cada cuatro jóvenes consume diversas sustancias, siendo las más frecuentes el alcohol, el tabaco, los derivados canábicos y la cocaína. Los grupos de edades más afectados por el uso o la dependencia de dichas sustancias son la comprendida entre 12 y 17 años, seguida por el grupo de entre 18 y 24 años. ¿Por qué se presenta este incremento tan acelerado del consumo de drogas en jóvenes y qué se puede hacer para disminuir su impacto?
Son muchos factores. Uno de los más importantes, según organismos multilaterales, es la errada percepción de los jóvenes sobre la inocuidad del consumo de sustancias, en especial, el canabis; se ha encontrado que el 40% de ellos considera que su uso no tiene mayores repercusiones en la salud física, mental y en las interacciones sociales.
¿Qué hacer, entonces, ante esta realidad de la tendencia a la normalización del consumo y el ingreso al mercado de drogas sintéticas de fácil fabricación y de mayor impacto en la producción de diversas enfermedades? La Unodc en la parte final del informe recalca que las estrategias preventivas basadas en la evidencia científica son clave para educar a la población en el disfrute pleno de la vida sin uso de sustancias: “Es necesario cerrar la brecha entre la percepción y la realidad para educar a los jóvenes y salvaguardar la salud pública”. www.urielescobar.com.co
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