Por Carlos V. Sánchez Cavisa
Acerca del reclamo que hace el grupo de veedurías de Dosquebradas frente a la ausencia de un plan de infraestructura cultural en el POT del municipio, cabe decir que:
En Dosquebradas, según datos entregados por
Eisenhaower Zapata en el 2021, existen más de 28 ollas de micro tráfico que trabajan de forma articulada en los barrios del municipio, y actualmente el municipio solo cuenta con dos incipientes infraestructuras culturales incapaces de atender las necesidades de desarrollo de jóvenes y niños. Frente a esta realidad ¿Qué han hecho los gobiernos y la ciudadanía cultural al respecto?Es importante destacar cómo tras la caída de la casa de la cultura, hace ya varios años, y los múltiples reclamos alrededor de la necesidad de una nueva infraestructura cultural, así como proyectos fallidos torpedeados por concejales inescrupulosos e ineficientes, no se ha logrado en más de 25 años tener al menos un escenario cultural digno para el municipio. Las reclamaciones que hace la veeduría al Concejo municipal y la oficina de planeación son justas en cuanto solicitan que las infraestructuras culturales del municipio atiendan las necesidades a futuro de Dosquebradas, en el que deberá quedar registrado en el POT cuáles corredores culturales se proyectan, qué distritos culturales se configuran, qué escenarios se plantarán en las comunidades, cuántos museos, salas de teatro, auditorios, bibliotecas, conservatorios, sedes de escuelas de formación artística van a ordenarse de forma concreta. Todo no puede reducirse a una sola infraestructura, en un solo sitio, sería contraproducente para un municipio que se extiende incluso en su zona rural.
Desde esta perspectiva, se hace necesario reflexionar acerca de la respuesta que da la administración frente al reclamo de las veedurías. Ellos plantean con cierto triunfalismo que en el municipio hay tres infraestructuras culturales que son: -Una ludoteca en el sector de Campestre C, pero que parece más una infraestructura adscrita a un programa de educación que de cultura, y que atiende las necesidades pedagógicas de niños y niñas y no la oferta cultural del sector, por tanto, habrá que preguntarse si el poco presupuesto que tiene la cultura se invierte en una infraestructura cuya misión es otra muy distinta a la de cubrir las necesidades culturales y artísticas del municipio. -Una sede en frailes que carece de impacto y que estaba a cargo de un grupo que hacía ejercicios de promoción de lectura, movilización de jóvenes y que ahora permanece en una suerte de estatismo estatal desde que la administra la alcaldía. - Y por último una biblioteca pública pequeña e insuficiente para las necesidades de un municipio de más de doscientos mil habitantes, que cuenta con apenas una bibliotecóloga como contratista, ni siquiera nombrada, pero que no tiene oferta cultural y formativa de extensión, movilización y agenda propia, porque no se le asignan los recursos suficientes que deberían ser por ley de al menos el 10% de la totalidad de los recursos de cultura que entren por la estampilla Procultura, o que se le asignen desde la administración. Esta biblioteca aún no ha podido ingresar de manera formal a la red nacional de bibliotecas, cuestión que le impide acceder a los programas y recursos que otorga la nación.
Me sorprende en verdad que, dentro del inventario que la directora de cultura señala, no aparezca la sede del sector de los Naranjos perteneciente al municipio, pero entregada a la fundación Alcaraván, que ha servido como único centro cultural para el teatro en el municipio, y que se ha usufructuado durante más de 30 años, sin un impacto evidente. No puede ser que, en todos los años de existencia del municipio, este sea el único centro cultural que exista, un lugar sin silletería adecuada, de poquísima capacidad, una sala estrecha e incómoda que, aunque está al servicio de un muy buen grupo teatral (Tropa teatro, que merece muchas más condiciones dignas), no cubre las necesidades ni del sector, ni de Dosquebradas. ¿Será que dicha edificación no hace parte del inventario cultural del municipio, O dicho comodato no está legalmente constituido para que la actual directora ni lo mencionara? ¿Acaso no puede hacérsele mejoras y convertir todo el edificio en un centro cultural digno, colorido, que impacte con programas a los jóvenes que se están perdiendo en la drogadicción en el parque que queda justo al frente? Es lamentable pasar por ahí y que no se vea un solo cartel con programación artística o banderas de colores anunciando la resistencia cultural contra el microtráfico. ¿Acaso el Lago de la Pradera no puede ser visto también como un centro cultural?
Al no haber escuelas de formación en Dosquebradas son muchos los jóvenes y familias que migran y acuden a la sobrecargada sede del Lucy Tejada en Pereira, incluso con direcciones falsas para poder ser ingresados, provocando una sustancial fuga de talentos. Esto solo demuestra las grandes falencias en infraestructura y proyección cultural que tiene el municipio desde el momento de su fundación y que al día de hoy no han podido ser cubiertas por gobiernos desinteresados, que se ha dedicado a prometer y no cumplir con este requerimiento. Dónde están los nuevos centros culturales que prometió Ramos, la dichosa Maloka que un concejal inepto prometió gestionar al lado de un alcalde ya preso, y por la cual saboteó la posibilidad de una nueva y mejor biblioteca para el municipio. Acá todos son culpables y ni en el POT, ni en la oficina de planeación se vislumbra un plan real de infraestructura cultural. Y lamento decir que comprar la Casa de la Cultura no suple ni en un 10% las necesidades culturales de un municipio que al contrario, lo que ve crecer es la infraestructura de ollas de microtráfico, que si saben trabajar en red y con algunos agentes del Estado.
Es necesario elevar el capital cultural de las ciudades para así poder elevar el capital social y económico de las mismas y en esto Dosquebradas sigue fallando, lo cual ha impedido construir un proyecto cultural que le de forma e identidad al municipio, que le dé un lugar de desarrollo en la región. El nuevo alcalde llegó con sendas promesas alrededor de este tema, rodeado incluso de actores culturales que se han beneficiado de estas carencias, pero no hay claridad sobre la infraestructura cultural en el municipio dentro del POT, la compra de la casa de la cultura puede ser una opción a muy largo plazo, que solo demuestra que serán otros 50 años de soledad.
Ahora que el concejal Anibal Chica, que proviene del sector cultural, propone como solución la compra de dicha casa de la cultura, actualmente inoperante y que apenas va a entrar en proceso de negociación, cuestión que con estudios previos, planos, licitaciones, gestión de recursos, sin duda va a demorar mucho tiempo, más si se tiene en cuenta que dicha infraestructura se debe reconstruir y requiere recursos de la nación, como afirma la actual directora de cultura en entrevista dada a El Diario. La sorpresa de muchos, es que la principal opositora a esta iniciativa es alguien del mismo grupo político con el que Anibal Chica llegó al concejo. ¡Qué pasa, qué desorden! ¿Será que ya no es tiempo de oponerse a esta vieja iniciativa a ver si se agarra algo en medio de tanta mediocridad para la tan ninguneada cultura biquebradense?
Aplaudo a las veedurías que están al tanto y al frente de estos procesos y las invito no solo a denunciar sino a movilizar a la cultura y a sus actores, así como a las juventudes, para que se logre la conquista de museos, teatros, auditorios, escuelas artísticas, y espacios para grupos y actores culturales éticos y comprometidos, que puedan ayudar a paliar la realidad de la drogadicción en los jóvenes, la falta de oportunidades, la desesperanza y el suicidio que padece Dosquebradas, caldo de cultivo para el microtráfico, la corrupción y el abandono.
Anexo:
Creo pertinente, e invito a ciertas personas que se han postulado a ser jurados en las convocatorias de concertación y estímulos departamentales y municipales, o que participan de las mismas, retirar dichas postulaciones porque se observan unas muy cercanas relaciones que pueden influir sustancialmente en las decisiones que se tomen y generar un ruido innecesario a la administración. Esta debe ser una postura ética, que ni siquiera debería ser necesario anunciar por este medio. Ellos saben quiénes son, los vínculos son evidentes.
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