Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
El estado de tranquilidad interior de un niño facilita sus procesos de desarrollo y contribuye a que esta etapa del ciclo vital humano se pueda transitar con confianza, seguridad y actitud positiva. Los beneficios que se obtienen de manera inmediata, y también a largo
plazo, han sido demostrados por centros de investigación de diferentes países del mundo. Pero antes de hablar sobre ellos y de cómo implementar las herramientas para conseguirlos, es necesario hacer referencia a los retos actuales que enfrentan niños y adolescentes en nuestra civilización.Lo que muestran los estudios poblacionales, publicados por organismos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud y, en América, por la Organización Panamericana de la Salud, es que la franja de población menor de 26 años (infancia, adolescencia y juventud) es la más afectada en los indicadores relacionados con enfermedades y pérdida de calidad de vida. Solo por mencionar algunos ejemplos, se ha encontrado que la tasa de suicidios, consumo de sustancias psicoactivas y homicidios es cada vez mayor en este grupo poblacional.
Un ambiente signado por el diálogo, el respeto, la observación de valores fundamentales, el amor, el compartir actividades en familia y la enseñanza de instrumentos que faciliten el autoconocimiento y la autonomía personal contribuye a que la infancia, etapa crucial del desarrollo humano, sea más feliz y el individuo esté mejor preparado para afrontar con mayor éxito las otras fases de su ciclo vital.
Como mencionaba al inicio del artículo, cuando se le enseña al infante a lograr un estado de tranquilidad, a este se le facilita la interiorización de todos los principios mencionados. ¿Cómo se puede lograr este estado? Una de las herramientas más poderosas para ello es la enseñanza de una práctica conocida en Oriente hace cerca de 7 mil años: el yoga. En Occidente, esta técnica milenaria apenas se empezó a conocer hace 104 años, gracias a la difusión que hizo desde EE. UU. el maestro indio Paramahamsa Yogananda (1893 – 1952). En la actualidad, hay sólidas evidencias científicas que demuestran los beneficios del yoga en cualquier rango de edad, especialmente en infantes.
¿Cuáles son los frutos de la práctica sistemática del yoga en niños? Muchos, porque influye sobre el desarrollo del ser integral: serena el cuerpo y la mente, desarrolla fuerza y flexibilidad, disminuye la ansiedad, los miedos, la inquietud y las obsesiones, concentra la atención y mejora los procesos de aprendizaje, fortalece el carácter, la disciplina y produce una sensación de alegría y confianza.
Educar a los padres para que incentiven a sus hijos desde la más temprana edad a practicar yoga, y a las instituciones educativas para que incluyan en sus planes de estudio unas pautas básicas para la enseñanza de esta técnica, contribuirá, sin duda, a formar niños felices y seguros en un mundo cada vez más complejo. www.urielescobar.com.co
No hay comentarios:
Publicar un comentario