Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
Donde quiera que haya un ser vivo en sufrimiento, mi alma también estará afligida. Esta frase sintetiza una postura sobre el dolor humano que muchos atribuyen al Buda o a algunos de sus seguidores.
Lo que sí es claro en este precepto es que enfatiza en la unidad de todo lo existente, como postura filosófica de quienes siguen la corriente monista o del advaita (ser uno con el todo), en contraposición al concepto dualista, que considera los seres o fenómenos separados e interrelacionados unos con otros.
El sábado 7 de octubre del 2023 el mundo se despertó conmocionado: las fuentes noticiosas informaban sobre la terrible tragedia que se estaba viviendo en la Franja de Gaza: el grupo islamista Hamás, que controla este territorio desde el 2007, luego de habérselo arrebatado a la autoridad palestina, lanzó un violento ataque contra Israel.
El resultado fue cientos de personas muertas, otras tantas de rehenes y, además, posiciones claves de este país, como aeropuertos, bases militares, entre otros, ferozmente atacadas. A todo esto se le suma el lanzamiento de 5000 cohetes, que anunciaron el inicio de la operación “Tormenta de al-aqsa”.
Como respuesta a esta incursión y ataque de Hamás, el gobierno Israelí declaró a través del primer ministro, Benjamín Netanyahu, que “Israel se declara en estado de guerra, la cual será larga y difícil”. Luego de encontrar situaciones espeluznantes, como muertes de niños, decapitaciones y ejecuciones de civiles, se desplegaron cerca de 300 mil reservistas para lanzar un ataque frontal en la franja de Gaza. El enfrentamiento ha llegado a niveles tan atroces y dolorosos, que en el sexto día de combates el número de víctimas mortales en los dos bandos supera los 2000 y hay cerca de 5000 heridos, sin contar que se han cortado los servicios básicos de alimentación, agua y electricidad para una población cercana a los 2 millones de personas. Lo que se está viviendo entre Israel y Palestina se suma al conflicto de repercusiones a nivel mundial provocado por la invasión de Rusia a Ucrania, que desde su inicio, el 24 de febrero de 2022, ha causado la muerte a más de 9000 civiles, un número mayor de combatientes y el desplazamiento de 7.2 millones de ucranianos.
Las cifras que acabo de mencionar no logran reflejar las profundas repercusiones que tienen estos conflictos en las personas y las comunidades a nivel psicológico y emocional, especialmente en niños y poblaciones vulnerables. Además hay una gran afectación en todo el mundo, porque no se puede ser indiferente ante el dolor que están padeciendo millones de hermanos en estos territorios afectados. A lo largo de la Historia, la prepotencia de muchos líderes siempre ha sido la responsable de muerte, destrucción y caos. La única vía para el cese de tanta violencia a nivel global es reconocer que todos los seres humanos, sin importar su país de origen y sus diferencias de cualquier orden, son hermanos y merecen nuestro apoyo y solidaridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario