domingo, 10 de septiembre de 2023

Folios - La Encuesta de CMI

Por Carlos Humberto Isaza

Conocida la que -en mi criterio- es la única encuesta seria que se ha publicado hasta ahora sobre las preferencias para la Alcaldía de Pereira durante el actual proceso electoral: la del Centro Nacional de Consultoría (CNC), difundida ayer a

través del Canal 1, por el Noticiero CM&, quedan expuestas las reales circunstancias del proceso orientado a elegir al próximo Alcalde de Pereira.

Mauricio Salazar ha contado, todo el tiempo, con el favor mayoritario de los eventuales electores pereiranos. Algo que hace cuatro años sostuvo hasta el 10 de junio, fecha en la que el mismo noticiero difundió la primera encuesta que ponía al frente de las preferencias de los pereiranos al actual alcalde Carlos Maya, quien en un escenario saturado por ocho candidatos, logró, con el apoyo del equipo oficial dirigido por el entonces alcalde Gallo, conservar el liderato y alcanzar una discreta ventaja que lo convirtió en el alcalde de la ciudad, con una mayoría relativa muy precaria.

Desde luego, eran circunstancias diferentes: ni Maya es Gallo; ni Maicol es Maya; ni es lo mismo elegir entre ocho que entre cinco -aunque cinco también son muchos-; ni el Mauricio de hoy es el mismo de hace cuatro años, cuando no logró ninguna adhesión siquiera medianamente importante, mientras que el de ahora cuenta con la presencia, en su equipo, de partidos, movimientos, líderes, dirigentes, concejales, diputados y aspirantes a cargos de elección a cuerpos colegiados de todos los niveles.

Eso demuestra que en el ‘equipo del cambio’, como hace cuatro y ocho años, la estrategia no existe. Hace ocho, porque, como es bien sabido hasta por el bobo del pueblo, en una elección entre dos personas, estando por medio una estructura desvencijada, lo único que podía pasar era que eligieran a la única alternativa que existía para confrontarlo. Era un juego de niños. Tenía que ganar el otro, el que fuera, el que confrontara ‘al de Soto’, que era a quien había que derrotar. Muy simple. Hasta los estrategas malos lo entienden. No había que hacer nada espectacular.

Hace cuatro años era distinto, pero el triunfo estaba servido por la división entre ocho candidatos. Ahí la estrategia era de regla de tres: entre ocho, gana el que tenga la estructura oficial: los presupuestos, los contratos, las nóminas, las ‘colaboraciones voluntarias’ de los contratistas, los referidos, las bases de datos oficiales… Y si a eso se le suma la injerencia ilegal y directa del alcalde, los efectos extorsivos de la aplicación Kontacto, el constreñimiento a los electores, el matoneo de los ‘mariscales’ de la estrategia zonal, las financiaciones non sanctas y los otros ‘favores’, pues termina imponiéndose el que más ‘ayuditas’ tenga.

Hoy son cinco, pero el Mauricio de hoy está más crecido, más acompañado, más reconocido (para bien o para mal) entre los electores. Quizá con muy pocos o casi ningún voto de opinión, como probablemente también le suceda al candidato oficial, con lo que, con base en ese único criterio, quizá se encuentren en sus topes de aceptación entre los electores. Pero ese tope, al menos a Mauricio, le puede alcanzar para ganar.

Mientras eso pasa en la ‘cabeza de la competencia’, en el ‘lote’ existen al menos tres aspirantes entre los cuales probablemente se vayan a diluir los votos de opinión. Una opinión que en los últimos dos comicios ha votado y ha incidido de manera importante en la elección. Hace ocho años, en contra de Soto y a favor de Gallo, por la alternativa fresca que éste le ofrecía a la ciudad y por la inexistencia de otros candidatos; pues era una elección entre dos. Ganó Gallo.

Hace cuatro años esa opinión también votó, pero lo hizo de manera dispersa; pues había, al menos, cuatro o cinco candidatos con su aceptación, de tal suerte que, al distribuir sus votos entre ellos, lo que hizo fue dispersar su fuerza y abrirle paso al candidato oficial. Al que contaba con el apoyo de la estructura del gobierno local con todos sus descarríos.

El Partido Verde tenía -esta vez-, el derecho, pero también la obligación, de construir una alternativa razonable para la alcaldía de Pereira. Tiene dos representantes a la Cámara, dos concejales y toda una estructura de partido. Pero no lo hizo. En mi opinión no actuó en forma política y socialmente responsable. Se sumergió en una disputa interna que aportó más odio y reproches que interés de construir para la ciudad y para sus electores. Se dividió! Terminó en una disputa política igual a las de todos los políticos de todas las vertientes y de todos los tiempos, a los que dicen abominar. ¡Perdieron! No tendrán alcalde y ponen en muy precaria condición su ejercicio del inmediato futuro. Podrán perder hasta las curules de la Cámara y difícilmente volverán a tener tan cerca la posibilidad de acceder a la alcaldía de Pereira, como la tuvieron ahora, así fuera mediante un acuerdo con otras fuerzas políticas y sociales.

La política no se hace con arcángeles ni con querubines. En ella hay gente de todos los pelambres. ¿Saben por qué? Porque la política es la suma de los ciudadanos, con todas sus particularidades, virtudes, lacras y defectos. Pero, de ahí a ese ejercicio ‘fanático’ que pregona una señora, a la que todos le huelen fétido, a la que todos le parecen ‘malucos’, a la que le entregaron la varita para señalar entre los buenos -que suelen ser los que están con ella, sin importar quienes sean- y los malos -que son los demás-, los que no le queman incienso, no le rinden pleitesía y no aceptan sus jaculatorias, es una política de odio y de exclusiones que termina mal. De esos ‘torquemadas’ de la política ya conocemos y, más temprano que tarde, también terminan en la hoguera.

Ayer venció el plazo para realizar alianzas, adhesiones y declinaciones. Sigue un período de reacomodamientos, que puede servir para perfilar unas visiones diferentes; unas que les impongan a los dirigentes de ahora la obligación de ser responsables con la ciudad, por encima de sus egocentrismos y sus vanidades. Vamos a ver como actúan. Ellos son responsables de lo que pase el 29 de octubre. Ellos tienen la responsabilidad de entregarle la ciudad a quien deba dirigirla y proyectarla hacia un futuro que hoy está muy difuso.

chisaza@yahoo.com 

Pereira, 8 de septiembre de 2023 

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