Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
El individuo humano es un animal gregario; esto quiere decir que necesita de sus congéneres, a través de la organización en grupos sociales, para poder desarrollar las habilidades de las que ha sido dotado a lo largo de su proceso evolutivo como especie.
La cultura permea sus formas de relación y también la manera de sentir, pensar e, incluso, de enfermarse y sanarse. ¿Qué tanto impacta la dinámica social -teniendo en cuenta los constantes cambios que la caracterizan- a cada una de las personas que integran dicha cultura? Este es un cuestionamiento que ha generado múltiples reflexiones por parte de investigadores sociales; pero lo que es cada vez más evidente, según filósofos, sociólogos, psicólogos y, últimamente epidemiólogos, es que hay unas profundas repercusiones en las formas de relacionarse y en el alto número de muertes y secuelas pospandemia. Lo anterior, especialmente cuando se presentan períodos de inestabilidad política, enfrentamientos, guerras o fenómenos naturales y, recientemente, por el impacto del Covid-19, que afectó económicamente a toda la población mundial.
Entre los muchos investigadores que han postulado sus teorías sobre la relación sociedad-individuo está, para empezar, Sigmund Freud (1856-1939), reconocido por fundar la teoría psicoanalítica, que trata de interpretar el desarrollo psicoemocional y las contingencias del ser humano a lo largo del ciclo vital. En 1930 publicó el libro El malestar en la cultura, en el cual plantea en términos generales que la sociedad impone restricciones al individuo por medio de las demandas morales y demás reglas sociales, que lo limitan para buscar su propio bienestar, lo que le genera sentimientos de malestar y de frustración. El autor termina afirmando que el desarrollo de la civilización conlleva al sometimiento de los impulsos y deseos humanos. Por otra parte está el segundo autor: el filósofo y sociólogo alemán Herbert Marcuse (1898-1979), quien publicó en 1964 su conocida obra El hombre unidimensional, en la cual hace una crítica a la sociedad de consumo, que a través de sus mensajes crea un individuo conformista y alienado, con una profunda incapacidad para pensar y actuar de forma autónoma. Este “hombre unidimensional” acepta de manera pasiva los mandatos impuestos por la sociedad y pierde su capacidad crítica.
El ser humano actual se enfrenta a múltiples fenómenos que no solo afectan la estabilidad del planeta, sino que tienen profundas repercusiones a nivel psicológico y emocional. De ello se podría afirmar que lo que se espera es un deterioro inminente de la salud integral del individuo. ¿Cuál puede ser una salida del ser ante lo que los expertos han denominado la policrisis del mundo actual? Retomar el vivir en armonía consigo mismo, con la naturaleza, incluido priorizar el desarrollo de la persona sobre la búsqueda de tenencias materiales.
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