Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
Lo que sucede después de la muerte física es uno de los grandes misterios a los que se ha visto enfrentado el ser humano a lo largo de la Historia.
Las respuestas que se le han dado a este período final de la vida vienen de tradiciones religiosas, filosóficas, y últimamente la ciencia ha comenzado a terciar a través de estudios poblacionales, que buscan encontrar puntos en común entre quienes están al borde de la muerte, para tratar de explicar objetivamente qué puede ser real en las hipótesis que se han planteado a lo largo del tiempo.
A pesar de los esfuerzos sistematizados de estas áreas del conocimiento humano que ya he mencionado, la muerte sigue siendo un gran misterio, como otras experiencias vitales: la vida, el amor, la violencia, la solidaridad, por mencionar algunas. Quiero referirme a dos posturas complementarias que analizan el fenómeno de lo que sucede después de la muerte desde la óptica espiritual y desde disciplinas que tienen su asiento en la ciencia.
El primer acercamiento sistemático al recorrido que hace una persona luego de su muerte física fue realizado por el budismo tibetano. En el siglo VIII se dio a conocer un texto que se le atribuye al maestro Padmasambhava, en el que se hace un planteamiento interesante: existe un período de transición que va desde el momento en que la persona muere hasta que renace en otro cuerpo; este período de transición es conocido como bardo.
Dicho autor y quienes siguieron enriqueciendo esa concepción describieron minuciosamente las diferentes etapas o estaciones que recorre el alma: propusieron una serie de prácticas espirituales para que este proceso de transición se convirtiera en el trampolín para la iluminación, el autoconocimiento y la liberación definitiva.
Los conceptos de la tradición espiritual han sido complementados por algunos investigadores desde la física cuántica (estudio del comportamiento de las partículas a escala subatómica), entre cuyos representantes han estado Max Planck, Albert Einstein, Niels Bohr, Werner Heisemberg y Erwin Schrödinger.
Desde la llamada medicina mente/cuerpo se han destacado investigadores que han profundizado en el fenómeno de la muerte mediante el acompañamiento que han hecho a las personas en trance de morir o de la utilización de técnicas como la hipnosis regresiva o la respiración holotrópica.
Es importante destacar entre ellos a los psiquiatras Elizabeth Kübler-Ross, Raymond Moody, Brian Weiss y Stanislav Grof. La conclusión a que se puede llegar de acuerdo con estos estudios es que la muerte física es un tránsito hacia una nueva realidad del ser; es una liberación, un regreso eterno a casa, donde siempre nos espera con amor incondicional el creador, Dios, la conciencia universal, la energía eterna o el nombre que se le quiera dar a esta experiencia trascendente del ser humano.
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