Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
Hoy en día se puede afirmar que los pensamientos terminan por convertirse en una realidad para el mundo psíquico del sujeto pensante cuando se repiten de manera consciente e inconsciente.
Durante el siglo XX, gracias a los hallazgos de la Mecánica Cuántica y de la denominada concepción mente/cuerpo o integrativa, que incluye áreas tanto de la Medicina como de la Psicología, se contribuyó al esclarecimiento de los mecanismos neurobiológicos que interactúan profundamente con la dinámica psíquica, que incluye la emoción, la razón y demás funciones cognitivas como la percepción, la atención y el pensamiento.
Si bien antes de dicho siglo, la relación del sujeto con el mundo era abordada desde perspectivas religiosas, la Filosofía se preocupó por tratar de explicar esa realidad del ser. Las discusiones acerca de qué era más importante, si la materia o la idea, originaron diferentes movimientos en esta disciplina, y según la respuesta, los filósofos se denominaron materialistas o idealistas.
Grandes exponentes del pensamiento universal se declararon seguidores de tales líneas filosóficas. Los más reconocidos en el materialismo fueron Tales de Mileto (624-547 a.C.), Anaximandro (610-546 a.C.); Demócrito (460-370 a.C.) y Karl Marx (1820-1895). En la línea de los idealistas se puede mencionar a Platón (427-347 a.C.), René Descartes (1596-1650), George Berkeley (1685-1753) e Inmanuel Kant (1729-1804).
El panorama hasta aquí planteado tuvo un gran remezón, como lo mencioné anteriormente, con los aportes de la Mecánica Cuántica, y en las neurociencias, con el estudio sobre los procesos cognitivos y su influencia en la llamada Psicología Evolutiva y en los aspectos de la pedagogía y el aprendizaje, que fueron liderados por dos reconocidos psicólogos: el suizo Jean Piaget (1896-1980) y el ruso Lev Vigotski (1896-1934).
A partir de sus descubrimientos -que se sumaron a las contribuciones que hizo desde el punto de vista clínico el psiquiatra austriaco Sigmund Freud (1856-1939)-, se comenzó a entender la profunda influencia que tienen las emociones y la inteligencia en todos las fases de salud/enfermedad del ser humano.
Estas más otras evidencias científicas que han encontrado estudiosos del comportamiento humano en diversos países del mundo permiten afirmar que la manera como una persona siente y piensa determina todos sus aspectos vitales, que van desde la concepción filosófica del mundo, hasta la posibilidad de enfermarse cuando hay un predominio de sentimientos y pensamientos negativos, pero también de sanarse cuando los pensamientos se dirigen hacia ese propósito. Así se confirma, entonces, el planteamiento de Buda: si quieres que el mundo cambie, comienza por cambiar tu mundo interior
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