Foto: Gobernación de Risaralda |
Este domingo se celebra el Día del Padre una fecha para resaltar esa labor que a día a día realizan miles de papás en Risaralda.
Los padres no solo han establecido los cimientos de las familias, su trabajo ha sido indispensable en el desarrollo del departamento, transmitiendo su cariño que se ve reflejado en hijos y nietos que siguen impulsando el crecimiento de Risaralda.
Es indudable la importancia que han tenido los padres en la consolidación de las familias risaraldenses, dando ejemplo de dedicación y amor que se ven recompensados en el respeto que le transmiten sus hijos.
Desde la Secretaría de Desarrollo Económico y Competitividad de Risaralda se hace un homenaje a estos héroes sin capa, quienes a diario madrugan o trasnochan para laborar y así llevar los alimentos a sus hogares, al tiempo que colaboran con la crianza amorosa de sus descendientes.
Un ejemplo a seguir
Amado Tirado es un campesino que gracias al café logró sacar adelante a sus dos hijos. En la Serranía Alto del Nudo en Dosquebradas tiene su cultivo, en el que labora de la mano de su esposa y sus hijos.
Este hombre todavía trabaja la tierra, transmitiéndoles a sus descendientes directos y sus dos nietas, la importancia de esforzarse a diario para alcanzar los sueños, cuidar el medio ambiente y mostrar empatía con los animales.
Amado sigue pendiente de la cosecha, de sus perros, gatos, gallos y gallinas que tiene en su vivienda rural que construyó con el sudor de su frente y el amor de familia.
Él es un reflejo de miles de campesinos risaraldenses que a pesar de lo duro de las jornadas en el campo, siempre sacó tiempo y voluntad para colaborar con la crianza de sus hijos y nietas.
El río, su sustento
Ricardo de Jesús Acevedo es un arenero que durante más de 30 años ha obtenido el sustento de su familia trabajando en el río Cauca en su paso por La Virginia.
Este hombre padre de dos hijas, recuerda como empezó a trabajar sacando arena cuando no había lanchas con motor y además de sacar arena sumergiéndose en las aguas del Cauca, también tenían que remar para llegar al lugar del trabajo.
Su jornada arranca a las 2:00 de la mañana cuando el sol no ha asomado su ‘cara’. Lo difícil de esta labor tiene una importante recompensa, ya que con lo que gana como arenero logró sacar adelante a su familia, lo que lo llena de orgullo y le da fuerzas para seguir en su labor que realiza de lunes a sábado.
La arena del río le ha permitido brindarles estudio a sus dos hijas y disfrutar de su nieta, quienes ven en Ricardo un verdadero héroe que juiciosamente se esfuerza por brindarles a ellos un inmenso amor.
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