Foto: Gobernación de Risaralda |
Hace nueve años, exactamente el 14 de junio de 2014, en el Hospital Universitario San Jorge de Pereira se creó un novedoso
programa que se ha convertido en una verdadera esperanza de vida para bebés prematuros o con bajo peso al nacer.Se trata de “Madres Canguro” que en la actualidad atiende a 541 pacientes tanto de los distintos municipios de Risaralda como de ciudades vecinas, los cuales han encontrado aquí un apoyo fundamental para su crecimiento y desarrollo.
El programa tiene como fundamento una disposición del Ministerio de Salud y Protección Social que ordena que cada departamento o entidad territorial debe tener, como mínimo, un programa de esta naturaleza que cumpla con los requisitos exigidos para su funcionamiento.
La psicóloga Diana Marcela Borja, responsable del programa, indicó que el mismo está dirigido a los niños que nacen antes de las 37 semanas de gestación o con un peso menor a los 2.500 gramos.
“Se trata de pacientes con alto riesgo en su neurodesarrollo por la condición en la que nacieron a los cuales se le hace un seguimiento debido a ese alto riesgo, vigilando que el bebé crezca en adecuadas condiciones y tratando de detectar en forma temprana cualquier alteración en su neurodesarrollo en el primer año de vida para poder atenderlo oportunamente. También lo que hacemos es vigilar los parámetros de peso y talla en los pacientes que desarrollan esas alteraciones”, explicó la profesional.
El propósito del programa es que los pacientes logren hacer la marcha independiente que es el principal hito en el neurodesarrollo del primer año, el cual se puede alcanzar entre los 12 y los 18 meses en ese rango para darle la salida al paciente.
Los bebés cuentan en el programa con consultas con especialistas en pediatría, oftalmología pediátrica, psicología, enfermería y fisioterapia, en tanto que las madres asisten a actividades educativas, charlas de orientación sobre estimulación, entre otras actividades.
Las madres reciben además atención grupal con el objetivo de que se comuniquen y se apoyen entre ellas y que puedan expresar o compartir experiencias, lo cual les ayuda mucho emocionalmente para que sean más resilientes en el proceso, señaló la psicóloga Diana Marcela Borja.
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