Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
La más bella experiencia del ser humano es tener conciencia del milagro que significa su existencia. Este debe constituirse en el valor supremo, y es por esta razón que cualquier acción de una sociedad fraterna, solidaria y democrática debe tener como criterio fundamental la preservación y el respeto a toda forma de vida
En Colombia, en el 2021, fueron asesinadas 13 873 personas, lo que da en promedio 32 asesinatos por día y una tasa global de 27 homicidios por cada cien mil habitantes. Comparemos estas cifras con lo que sucede a nivel global para tener unos mejores elementos de análisis: en el mundo, la tasa anual es de 6.2, lo que significa que en Colombia este fenómeno se da 4.5 veces más.
En relación con países que tienen buen nivel de desarrollo económico y profundo respeto hacia la vida humana, se encuentra que en Noruega la tasa es de 0.5; en España, de 0.7; e Islandia, de 0.9. Según el informe presentado por Onudd (Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito) hay un elemento que conecta dichas cifras: los continentes y los países con mayores niveles de pobreza, de corrupción y donde se violentan los derechos humanos es donde esta tasa de homicidios se incrementa de manera importante.
Resulta evidente, y para esto no es necesario hacer otro tipo de análisis, que vivir en Colombia implica un riesgo de morir por asesinato 98.2 % mayor al que podría tener un ciudadano que habita en Noruega.
En el Sutra que comparto al inicio del artículo planteo que debe existir una relación inseparable entre desarrollo económico, respeto de derechos humanos y democracia. Las cifras que presenta la Onudd deben ser entendidas como un elemento objetivo que no explica en su totalidad, por supuesto, toda la dinámica social que se mueve alrededor de la complejidad de un país o región; sin embargo, son indicadores de una gran sensibilidad que demuestran de manera contundente que los territorios donde hay una mayor tasa de homicidios por cien mil habitantes son aquellos donde existe más pobreza en la población general, hay poco respeto o se violentan los derechos humanos y hay una lucha fratricida entre sus habitantes o son dirigidos por gobiernos con claras tendencias autoritarias. Otro ejemplo más reafirma la influencia de estos indicadores: en Venezuela la tasa anual de homicidios es de 45.6, ¡y en Japón es de 0.2!
Regresando a Colombia, hay regiones en las cuales esta tasa de homicidios es mucho mayor. ¿Cuáles? El Catatumbo; Bajo Cauca Antioqueño; Arauca; Putumayo; el andén del Pacífico, desde Nariño hasta el Chocó; y la Amazonía. ¿Qué característica comparten dichas regiones? Enfrentamientos entre grupos armados, predominio de economías ilícitas, abandono estatal y, en general, mayores niveles de pobreza y desarrollo económico y social.
En definitiva, la preservación de la vida como don más preciado de una sociedad es un indicador sensible para medir el desarrollo armónico de regiones, territorios y países. Entre todos debemos tener el compromiso de preservar toda forma de vida.
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