sábado, 25 de marzo de 2023

Dimensiones - La magia del vivir

 Por Uriel Escobar Barrios, M.D.

Los fenómenos perceptibles no pueden ser conocidos en la totalidad de su funcionamiento, sin embargo, el desarrollo de la ciencia ha permitido que cada vez haya una mayor y mejor comprensión del universo físico y de las leyes que lo rigen. 

Los investigadores se han preguntado sobre cuál puede ser el motivo de la ocurrencia de sucesos que eluden de manera sistemática la explicación basada en los parámetros del conocimiento racional o científico. Sirva como ejemplo de este planteamiento lo que sucede con algunas enfermedades que aquejan al ser humano diagnosticadas como de origen o etiología por esclarecer, o idiopáticas; así como pasa con un síntoma tan común como la fiebre. 

Situación similar acontece con la recuperación de enfermedades tan graves como el cáncer, en contravía de la evolución natural que deberían tener, y por esta razón se consideran como curaciones, regresiones o remisiones espontáneas. Una de las experiencias que reta la racionalidad humana es lo que se ha denominado la magia.

Desde el punto de vista psicológico, la magia se considera como una acción que produce resultados contrarios a los que habitualmente se esperan. Los espectáculos de magia que se han atribuido a engaños o ilusionismos se están estudiando cada vez más desde diferentes áreas del comportamiento, porque nos dan luces para la comprensión del funcionamiento cerebral: ¡Quién lo creyera! Los estudios de los neurocientíficos norteamericanos Stephen Macknik y Susana Martínez-Conde, recopilados en su reconocida obra Los engaños de la mente: cómo los trucos de magia desvelan el funcionamiento del cerebro, han puesto sobre la mesa el debate acerca de una explicación de estos eventos basada en las dificultades del cerebro humano para reconocer en su integridad la realidad que está viviendo. 

Veamos primero cuáles son las estructuras y los circuitos que se encuentran implicados en la percepción y en las distorsiones que se producen y que se han denominado en el psiquismo humano como ilusiones: el cristalino del ojo, la retina, la corteza somatosensorial, el lóbulo occipital y el temporal, el tronco encefálico, el tálamo y el cerebelo.

Así que el cerebro es el encargado de crear la magia, y por eso esta debe ser considerada no como un espectáculo ilusorio, sino como esa gran capacidad que ha desarrollado el humano para realizar obras que lo trascienden y que se han denominado desde la Grecia antigua como las bellas artes: la arquitectura, la escultura, la danza, la música, la pintura, la literatura y el cine. ¿Qué puede ser más mágico y milagroso que las profundas emociones que se despiertan en una persona cuando mira embelesada a su ser amado? Quien no ha dejado extinguir en su vida la llama de la ilusión y observa al mundo con la actitud del niño que encuentra motivos para sorprenderse a cada instante con los fabulosos misterios que el   universo le presenta definitivamente se convierte en un mago de la existencia que disfruta a plenitud la incomparable belleza de la vida. www.urielescobar.com.co

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