Foto: Areandina |
Ante el aumento de consumo de cigarrillos electrónicos y vapeadores en la población juvenil, diferentes entidades han mostrado su preocupación por los efectos nocivos sobre la salud; creando y poniendo en marcha diferentes estrategias que buscan generar impacto en la prevención del consumo de estos dispositivos.
De acuerdo con Jair Esteban Arboleda, docente del programa de Terapia Respiratoria de Areandina seccional Pereira, los dispositivos electrónicos de administración de nicotina (Sean) y los dispositivos similares sin nicotina (SSSN), permiten simular el ritual de fumar un cigarrillo mientras se inhala vapor con nicotina u otros aditivos de sabor. “El uso de estos dispositivos cada vez se promociona más en jóvenes bajo la creencia que es menos nocivo que el tabaco convencional”, explica el experto Arboleda.
Según la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2019, arrojó que el 33,3% de la población entre 12 y 65 años, afirmó en haber consumido tabaco o cigarrillo alguna vez en su vida, mostrando una la prevalencia alta en la población de 18 a 24 años.
Para el académico Arboleda, la evidencia científica ha demostrado que estos productos son perjudiciales para la salud y no son seguros, y tampoco funcionan como intervención para cesar el hábito tabáquico. “Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, realizaron una investigación de emergencia sobre el cigarrillo electrónico o lesión pulmonar asociada a vapeo el 17 de septiembre de 2019, debido a un reporte de 2,668 casos relacionados en 50 estados con 60 muertes confirmadas. Según la información obtenida, el 82% de los pacientes utilizó algún producto que contenía THC y el 57%, consumió productos que contenían nicotina”.
Así mismo, la Subdirección de Enfermedades no Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social advierten a las personas que, al fumar, tienen mayor riesgo de infección por Covid-19 debido a que el humo del tabaco deteriora los mecanismos de defensa del aparato respiratorio y produce inflamación.
“En los jóvenes, el riesgo de adquirir enfermedades pulmonares y sistémicas es mayor debido a que lo hacen con mas frecuencia que fumar cigarrillo convencional, a esto se le agrega que incluso en lugares públicos y cerrados realizan esta práctica, muchos de ellos no tienen conocimiento acerca de los efectos deletéreos que esto representa para la salud propia y colectiva”, sostiene el docente de Areandina.
A pesar del riesgo para la salud que presentan estos dispositivos, actualmente Colombia no cuenta con una normativa específica que regule los Sean y SSSN. Sin embargo, el Congreso busca actualizar la Ley 1335 de 2009 para extender las medidas de control aplicables a los productos de tabaco, a los cigarrillos electrónicos, buscando prevenir daños a la salud de los menores de edad y la población no fumadora e implementar políticas publicas para la prevención del consumo de tabaco y abandonar la dependencia del tabaco del fumador y sus derivados.
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