Foto: Universidad del Rosario |
Leí con mucha atención un artículo del exministro de agricultura, exgobernador del Huila y actual senador, Rodrigo Villalba, sacando pecho porque su departamento es el primer productor de café de Colombia (18%). Y también dijo que 35 de los 37 municipios eran productores del grano.
Lo que pasó por alto el senador Villalba, fue decir que el café lo que ha hecho es sumir en la pobreza a su departamento, donde el 23,4% de la población está en condiciones de pobreza multidimensional, lo que significa que no tienen buenas viviendas, ni adecuados servicios públicos, ni atención oportuna en salud, ni acceso a la escuela, ni trabajo.
Huila está separado por más de cinco puntos porcentuales del promedio de Colombia en pobreza multidimensional.
El senador Villalba le mandó un mensaje directo al eje cafetero, o sea, a los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda, advirtiéndoles que el “Nuevo Eje Cafetero” está en el Huila. Parece un chiste, porque lo que no sabe el exministro, es que la marca que une a la región está basada en condiciones culturales e históricas, donde el café es una variable importante, pero no la más trascendental.
Gracias a que los departamentos del verdadero eje cafetero empezaron a mirar hacia otros sectores económicos, es que sus indicadores de pobreza, por ejemplo, son mucho mejores que los del Huila. Quindío 12,9%, Risaralda 13,1% y Caldas 14,5%.
Huila tiene 37 municipios y de acuerdo con un reporte del Dane, 36 de ellos superan el promedio nacional de pobreza multidimensional. Y hay municipios como Colombia, Oporapa y Saladoblanco donde el nivel de pobreza roza el 60%.
El ilustre político liberal, debería pegarse una pasadita por los municipios de Baraya, Tello, Algeciras, Íquira, Nátaga, La Plata, La Argentina, Pital, Agrado, Tarqui, Isnos, Timaná, Guadalupe, y Suaza, para que vea la tragedia de la calidad de la educación, el mal estado de los colegios, la ausencia de conexión a internet, las vías terciarias y secundarias destrozadas y la producción alimentaria en el suelo.
El autodenominado por los opitas “Nuevo Eje Cafetero”, no tiene aeropuertos competitivos, ni un comercio moderno, tampoco universidades de proyección nacional ni un empresariado sólido.
El eje cafetero colombiano está ubicado allá entre las montañas y los valles, donde la economía palpita, la gente impulsa el desarrollo y hay conexiones con el mundo, que hacen atractiva esa tierra, donde más de dos millones de personas son orgullosas de su pasado y trabajan para que la historia, las costumbres, la música y la cultura, sigan siendo el pegamento que los han convertido en un ejemplo nacional.
Los admiramos desde el Caribe y esperamos que los huilenses tengan gobiernos que los ayuden a dejar el café y los pongan en la ruta del desarrollo y la modernidad.
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