Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
La evolución de los seres que pueblan el planeta Tierra ha recorrido un largo camino por la sobrevivencia tanto del individuo como de la especie a la cual pertenece. Esta lucha ha sido un acicate para que el ser humano desarrolle una serie de habilidades que, cuando hacen sinergia con la de sus congéneres, permiten el gran dominio que ha logrado actualmente para controlar muchos fenómenos naturales e imponerse sobre las criaturas de otras especies.
Se puede afirmar que los mayores enemigos que tiene el humano en su proceso evolutivo actual no dependen tanto de factores externos, como los fenómenos naturales (cataclismos, terremotos, caída de meteoritos); sino de situaciones que se derivan de su propio actuar, que lo pueden llevar hacia la autodestrucción: la contaminación y el arrasamiento de bosques, ríos y, especialmente, la utilización de armas cada vez más letales. En síntesis, a pesar de los grandes desarrollos e inventos para mejorar sus condiciones de vida, el humano es el peor enemigo de sí mismo para la preservación de su propia vida y la del colectivo que integra.
Un indicador importante que demuestra el grado de afectación que padece el individuo en la civilización actual es su nivel de salud mental, el cual se ha visto afectado en los últimos años, como lo registra con gran preocupación la Organización Mundial de la Salud, que considera que cada vez hay mayores sensaciones subjetivas de malestar frente a la vida, que se manifiestan con síntomas como la depresión, la ansiedad, el consumo de sustancias psicoactivas y los intentos de acabar con la vida. El suicidio es un acto que genera sensibilidad colectiva, por las consecuencias que de él se derivan: gran sufrimiento de quien se quita la vida; dolor y culpa de familiares y seres queridos; perturbación en los espacios académicos o laborales del suicida; y, también, es un campanazo de alerta para la sociedad cuando hay un incremento de casos, como ha sucedido en Colombia durante los 10 últimos años, ¡donde ha habido un incremento del
44 %!
Diariamente, el país se ve sorprendido por los testimonios que dejan las personas para justificar por qué acaban con sus vidas, pero el de la semana pasada ocurrido en la ciudad de Medellín, el cual se vio precedido por una carta divulgada a través de las redes sociales por la mujer que lo consumó, causó una gran consternación. En esta misiva, Karen Castaño relata el profundo sufrimiento que estaba padeciendo desde meses atrás, como consecuencia del afloramiento de un episodio doloroso vivido en su infancia y que se convirtió en un estrés postraumático que no pudo superar y que hicieron que sus últimos días se convirtieran en un infierno. Detrás de la mayoría de los 2963 suicidios ocurridos en Colombia en 2021, hay un desencanto de estas personas por una sociedad egoísta, violenta y que estigmatiza a sus ciudadanos. Un eje para la prevención del suicidio es educar a las personas en el reconocimiento y la aceptación de sí mismas. www.urielescobar.com.co
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