Jorge Enrique Robledo |
Claus Adara – desde el Caribe
Aunque parezca una perogrullada, el verdadero jefe de la oposición al gobierno del presidente Gustavo Petro es el exsenador y exprecandidato presidencial Jorge Robledo.
Dado que la oposición de derecha encabezada por la explosiva y poco profunda senadora María Fernanda Cabal, no logró generar credibilidad, Robledo tomó las banderas y ha emprendido la tarea de confrontar al gobierno de izquierda.
Robledo fue un reputado senador, fundador hace medio siglo, junto con otros jóvenes, del Movimiento Obrero Independiente Revolucionario – Moir que fue mutando hasta convertirse hoy en el Movimiento Dignidad.
El dirigente de izquierda ha mantenido una insalvable controversia con Gustavo Petro desde hace varios años, llevándolo incluso a unirse con sectores de la derecha moderada para tratar de derrotarlo, pero sus esfuerzos han sido infructuosos.
Desde que Petro se posesionó como Presidente, Robledo creó una narrativa en la cual hace ver que los males del país relacionados con la inflación, el desempleo, el costo de la energía y la violencia apenas están aflorando con el nuevo gobierno.
Esto le ha valido muy fuertes críticas, incluso por muchos de sus antiguos votantes, dado que dejó atrás la rigurosidad de los debates, para enfrascarse en unos cuestionamientos con poco sustento, sólo con el objetivo de pasar viejas cuentas de cobro a uno de sus exaliados en la fundación del Polo Democrático.
Más allá de que sus estrategias sean éticamente cuestionables, Jorge Robledo, un eterno líder de izquierda, está ocupando el puesto como jefe de la oposición a un gobierno de izquierda, dejando atrás en esa tarea al expresidente Uribe (bastante tibio debido a sus innumerables problemas jurídicos), a Germán Vargas (con muy poca credibilidad política), a Paloma Valencia (argumentalmente muy pobre), a Sergio Fajardo (sin ninguna contundencia) y “Fico” Gutiérrez (a quien sólo se le nota la rabia por la derrota).
Como dice el viejo adagio, “no hay cuña que más apriete, que la del mismo palo”. Así es como funciona el canibalismo de la izquierda colombiana.
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