Por Uriel Escobar Barrios, M.D.
Para lograr una meta, el ser humano debe luchar con voluntad y persistencia; para eso se necesita que tenga sueños e ideales, pues son los que marcan el rumbo y le dan sentido a su existencia.La situación que está viviendo la humanidad a nivel global es de incertidumbre, especialmente, en lo que va recorrido de la pandemia, que no ha hecho una cosa distinta a incrementar los niveles de insatisfacción, reflejados en indicadores como el aumento de la depresión, la ansiedad, los trastornos de estrés postraumáticos, el suicidio y el la violencia interpersonal.
Se han realizado estudios para medir el impacto que ha tenido la pandemia y para hacer las proyecciones de la pospandemia en la salud mental de la población, y los resultados que se han encontrado son francamente alarmantes. Todos estos trabajos coinciden en que la salud mental se ha deteriorado de manera importante.
Algunos investigadores de los fenómenos sociales planteaban que la pandemia iba a provocar un cambio muy positivo en las personas y las comunidades, porque al verse enfrentadas a una situación que amenazaba la vida del individuo, de la familia y de la sociedad en general, daría como resultado que se produjera una mayor fraternidad, solidaridad y unidad, para de esta manera enfrentar el reto de la enfermedad.
Pero, ¿qué es lo que realmente se ha observado? Que hay una brecha aún mayor en las desigualdades entre las clases sociales, lo que ha derivado en capas de población cada vez más numerosas que no cuentan con los elementos básicos que les permitan subsistir en condiciones de dignidad, esto es, con alimentación adecuada, salud, educación y oportunidades laborales y recreacionales. La insolidaridad entre naciones, que de manera inaceptable se clasifican como ricas y pobres, muestra un panorama desolador cuando se pretende llegar a lo que se ha denominado inmunidad global para superar la pandemia.
Según los últimos datos suministrados por el portal Our World in Data, de los 4373 millones de vacunados en el mundo al día de hoy, en Europa se han inoculado con al menos una dosis 132.9 personas de cada 100 habitantes, mientras que en África ¡solo lo han hecho 17.6! Hay países en este último continente que ni siquiera se ha llegado al 1 % de la población vacunada.
El egoísmo y la falta de altruismo son los grandes obstáculos que debe enfrentar y superar el mundo actual, que se jacta de ser globalizado; sin embargo, cuando la tecnología y el conocimiento se producen para beneficio de unos pocos en detrimento de la gran mayoría, no se está cumpliendo el propósito de que toda invención humana es para el beneficio del colectivo y no para el disfrute de unos en detrimento de la gran mayoría. www.urielescobar.com.co
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