sábado, 2 de mayo de 2020

DIMENSIONES

EL SUFRIMIENTO DEL 
TRABAJADOR DE SALUD
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *


La Dra. Lorna M. Breen hasta el 26 de abril del 2020 se desempeñaba como directora médica en el departamento de emergencias del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, y también en el hospital New York-Presbyterian, situado en Manhattan. Este hospital, como muchos de los que funcionan en la ciudad de Nueva York, tiene copado el cupo de las 200 camas disponibles para la atención de pacientes con Covid-19.


Fue allí donde contrajo esta enfermedad; y aunque estuvo durante una semana y media en casa, regresó para seguir cumpliendo con su trabajo. Según su padre –un médico ya retirado–, Lorna era una mujer de fe cristiana, que hacía además trabajo comunitario con ancianos y vivía preocupada por que los médicos de la institución en la contingencia actual estaban laborando hasta 18 horas seguidas. Tras su regreso al trabajo, fue incapacitada de nuevo porque no era capaz, según sus palabras, “de ver morir a tantas personas ante su impotencia para brindarle algún apoyo profesional”.

Ese 26 de abril, una persona aparentemente sana desde el punto de vista mental y comprometida con su ejercicio como médica decidió quitarse la vida. Dos días antes del suicidio de Lorna, un joven de 23 años, John Mondello, que trabajaba en la misma ciudad, y también en el frente de emergencias para combatir el coronavirus, igualmente se quitó la vida.

Son dos casos que me permiten analizar el terrible sufrimiento psicológico y emocional que está padeciendo el personal de salud que enfrenta en el día a día no solo la enfermedad de las personas, sino todo lo que ello significa: la aflicción de la familia del enfermo; la falta de recursos para brindar una atención con todos los estándares exigidos en estos casos; el temor a ser contagiados o convertirse en fuente de contaminación para sus seres queridos.

En Colombia se ha observado un factor adicional y mucho más doloroso que los mencionados anteriormente: el rechazo que han sufrido algunos médicos y personal de salud por parte de vecinos (que han llegado al extremo de las amenazas), pero también de supermercados o servicios de transporte masivo. Y a eso se le suma lo que pienso que es aún más grave: la indolencia del Estado ante la situación de total desprotección laboral que sufre el personal de salud.

La gran mayoría, trabajando bajo la explotación de cooperativas o de entidades que los contratan a destajo, sin prestaciones sociales y sin seguridad para ellos o sus familias. Esta pandemia ha desnudado la terrible realidad de quienes se formaron académicamente con la ilusión de ejercer uno de los oficios que permiten ayudar y servir de mejor manera al ser humano en sufrimiento.

www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16

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