Respuesta a la propuesta de ser candidato a la Gobernación de Risaralda
Eduardo Cardona Mora |
¿Cómo valdría la pena ser un gobernante?
Por Eduardo Cardona Mora
Como muchos conocieron a través de este medio, hace pocos días, algunos sectores de la política y empresariales, tuvieron la generosidad de considerar mi nombre para gobernar al departamento de Risaralda, un gesto que agradezco enormemente de la misma manera que aprecio las manifestaciones de apoyo de aquellos ciudadanos que opinan que tal proyecto político es viable y posible.
No obstante lo anterior, debo hacer algunas consideraciones frente a esta propuesta compartiendo algunas reflexiones:
Durante la última década en la que me he dedicado a la actividad empresarial, a mi profesión como abogado, y a mi familia, nunca he descartado servirle a la región desde el sector público, en ese orden de ideas, también he pensado que tal decisión, de llegar ese día, debería estar necesariamente acompañada de una armonía entre lo que soy con la oportunidad presentada, en otras palabras, no se trata de llegar al poder por llegar sino hacerlo con la libertad y la comodidad que una dignidad como la del gobernante exige.
La generosidad de un grupo de líderes de un partido tan serio como el Centro Democrático, de invitar a una persona ajena a su partido o la generosidad de algunos liberales de considerar a un antiguo militante como una opción para gerenciar el territorio, es tan valiosa, que merece todo mi respeto y gratitud porque tal actitud se contrapone al sectarismo que tanto daño nos ha hecho. Sin embargo, no es mi interés a la altura de mis 40 años ser un converso, mutarme en uribista con oportunismo o en liberal radical por cálculo.
Una de las gratificaciones que me deja la ventilación de mi nombre en el escenario político, es la manera como fue acogido por algunos ciudadanos, le explicaba a mis hijos sobre todo al mayorcito que empieza a tener uso de razón y que jamás ha visto a su padre haciendo política, que he trabajado desde muy joven para construir un nombre que genere confianza y del que mi esposa y mi familia se sientan orgullosos, la magia, le explicaba, está en tener carácter y poner en práctica conceptos tan básicos como la coherencia y la decencia en cada decisión de vida, algo que el poder y el dinero jamás compraría.
Por todo lo anterior, confieso que sería muy honroso trabajar con esos partidos y con muchos otros, pero no como un militante advenedizo sino como un independiente que es capaz de trabajar con todos aquellos que coinciden en que la política debe ser recuperada de manos inescrupulosas que han convertido el servicio público en servicio privado y las rentas públicas en rentas privadas. Podríamos trabajar juntos en un proyecto donde converjamos todos aquellos que entendemos que hay que derrotar esos personajes oscuros que han venido criminalizando en el departamento el noble y vital arte de la política.
Para ello, no es necesario ser un acomodado, ni enarbolar un trapo rojo que hace rato me es distante, ni posar con la mano en el pecho y la mirada al firmamento para engañar al leal y disciplinado electorado uribista, no solo por lo ridículo que en mí se vería, sino porque con ello ofendería liderazgos forjados con esfuerzo en sus partidos que esperan una oportunidad, pero, sobre todo, porque un candidato postizo no podrá ser jamás un gobernante auténtico.
La invitación que hago, no es solo para esos sectores políticos y empresariales, sino muy especialmente, a esa ciudadanía libre y consciente que se manifiesta vehementemente en las urnas y que cada vez cobra más independencia política, es a trabajar alrededor de lo que nos une sin necesidad de que sacrifiquemos nuestra esencia rodeando cualquier persona o candidato que lo merezca.
Si por alguna razón es mi nombre el que hace confluir esos intereses regionales y superiores, pero sin exigir membresías oportunistas de mi parte, estaré honrado si mis obligaciones familiares y empresariales me lo permiten, de contribuir acompañado de los mejores a hacer de Risaralda un territorio moderno, de desarrollo, de oportunidades, que combata la corrupción y a trabajar para recuperar ese liderazgo en el concierto nacional donde hace años nos echan de menos. Así sí valdría la pena ser gobernante.
Excelente Eduardo, como lo he manifestado cuanta con mi apoyo incondicional, porque se de las condiciones que tienes para liderar este proceso que conlleva a administrar un departamento como es Risaralda, creo que ya es hora de colocar a nuestra Región en lo más altos puestos y hacerla más competitiva.
ResponderEliminarLa tiene clara y va bien encaminado; un abrazo señor Eduardo.
ResponderEliminarhombre sensato, la invitacion es muy ajustada a la realidad social y politica de la region, deja una puerta abierta, para aquellos que si en realidad quieren un bien gobernante, es el camino a seguir
ResponderEliminarHe tenido la oportunidad de conocer de cerca varios aspectos de tu vida y en ni uno solo me has defraudado. Eres un gran Profesional, amigo y de una calidad humana inigualable; tus palabras siempre son certeras y sé de primera mano que esa es tu bandera; la integridad! Un abrazo enorme y ojalá se diera la oportunidad de mostrarle a nuestro pedazo de tierra que este hijo suyo seguramente abanderará con orgullo y honorabilidad sus causas.
ResponderEliminarQuerido amigo, ojalá estos factores confluyan y permitan que contemos con un profesional de tu visión y probada integridad en las riendas de nuestro departamento. Abrazo inmenso para ti, sra e hijos.
ResponderEliminarAmigo Eduardo Bienvenida tu posición amplia, concreta, con argumentos y más en un momento que nuestro Departamento atraviesa una crisis de verdaderos liderazgos que hayan hecho la escuela que te acompaña en el sector público...social y comunitario...se abre un camino y una oportunidad para la región de vencer los oportunistas que de alguna manera ven y tienen la opción de poder....como una forma de vida y no como una oportunidad de servirle al departamento y su gente...un abrazo...estamos muy atentos
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