DIMENSIONES

EXPLORANDO EL CEREBRO DE UN CORRUPTO

Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *

Dos hermanos provenientes de una de las familias más reconocidas y pudientes del país se aprovechan de sus cargos públicos para cometer peculado; dos contratistas, cuyas familias también tienen mucha riqueza, utilizan el soborno para cometer delitos en contra de la administración pública; varios parlamentarios, alcaldes y gobernadores usan su poder para ejercer el tráfico de influencias y así beneficiar a familiares y amigos.


Los colombianos son testigos, entre incrédulos, asqueados, furiosos e impotentes, de las noticias que se constituyen en el diario acontecer de la vida nacional. ¿Qué nos pasa como sociedad? ¿Será que los colombianos somos tramposos por herencia? ¿Algún día será que podremos erradicar este mal que carcome el alma de nuestra patria?

Estos hechos describen los graves niveles de corrupción que se han enquistado en las esferas del poder nacional. En general, se puede afirmar que los orígenes de este fenómeno se expresan en dos dimensiones: en el individuo y en la sociedad. Investigaciones en neurociencias, utilizando la resonancia magnética funcional en personas con alteraciones en su estructura de personalidad, proclives a incurrir en comportamientos corruptos, han hallado diferencias importantes al comparar dichos cerebros con los de individuos con comportamientos morales y éticos correctos.

En el cerebro de las personas corruptas se ha encontrado un funcionamiento anormal de la corteza prefrontral ventromedial, un área que se conecta con otras estructuras mediadoras del comportamiento humano; y, de igual forma, se han observado altos niveles de transportadores de serotonina (sustancia presente en el cerebro, encargada de regular ciertos comportamientos) en la estructura cerebral denominada núcleo dorsal del rafé.

Cuando esto sucede, las personas tienden a ser más egoístas, oportunistas, hábiles para engañar, irrespetuosas de los principios morales y éticos que rigen la vida en comunidad. Tales descubrimientos nos ayudan a entender un fenómeno humano extremadamente complejo que, sin embargo, puede ser corregido en la gran mayoría de los casos, teniendo en cuenta factores psicológicos individuales y sociales, que serán considerados en el siguiente artículo.

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