ENFERMEDAD Y CURACIÓN
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *
En 1859, el médico francés Claude Bernard expresó lo siguiente: “Todos los mecanismos vitales, por más variados que sean, no tienen otro objetivo distinto a mantener las condiciones de estabilidad del medio interno”. Este lúcido aporte a la comprensión científica del funcionamiento humano se perfeccionó con las investigaciones realizadas por el fisiólogo estadounidense Walter Cannon, quien le llamó homeostasis a dicho fenómeno.
Desarrollos posteriores han demostrado que la homeostasis no solo funciona a nivel físico, sino también a nivel psicológico, y que va mucho más allá en todos los ecosistemas del planeta Tierra.
Este fenómeno de autorregulación, que permite el equilibrio en los seres vivos, también se da en la enfermedad; ello significa que cuando un grupo de células o tejidos no siguen dichas normas, comienzan a tener un funcionamiento autónomo, tal como sucede con el cáncer. La American Cancer Society ha dicho que esta enfermedad surge cuando las células comienzan a crecer sin control, formando nuevas células que desplazan a las normales. ¿Y cómo reacciona, entonces, el organismo ante una situación que amenaza su equilibrio? ¡Trata de recuperar su homeostasis, aliándose con la enfermedad!
El funcionamiento del organismo humano es perfecto: en él se produce la enfermedad, pero él mismo puede desarrollar los mecanismos para su curación: Hipócrates –considerado el padre de la Medicina– ya lo intuía en el año 357 a.C., cuando les decía a los pacientes “que [su] alimento [fuera] [s]u medicina y que [s]u medicina [fuera] [s]u alimento” y que “la naturaleza cura las enfermedades”.
Reconocer estos principios nos permite tener claro que el fármaco más poderoso del que puede disponer una persona en su lucha contra las enfermedades, por muy graves que sean, se encuentra dentro de sí misma. La clave, por lo tanto, es despertar esa sabiduría que yace en el interior del ser humano y armonizarla siguiendo las leyes de la naturaleza; allí residen los verdaderos principios de la autocuración. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
Desarrollos posteriores han demostrado que la homeostasis no solo funciona a nivel físico, sino también a nivel psicológico, y que va mucho más allá en todos los ecosistemas del planeta Tierra.
Este fenómeno de autorregulación, que permite el equilibrio en los seres vivos, también se da en la enfermedad; ello significa que cuando un grupo de células o tejidos no siguen dichas normas, comienzan a tener un funcionamiento autónomo, tal como sucede con el cáncer. La American Cancer Society ha dicho que esta enfermedad surge cuando las células comienzan a crecer sin control, formando nuevas células que desplazan a las normales. ¿Y cómo reacciona, entonces, el organismo ante una situación que amenaza su equilibrio? ¡Trata de recuperar su homeostasis, aliándose con la enfermedad!
El funcionamiento del organismo humano es perfecto: en él se produce la enfermedad, pero él mismo puede desarrollar los mecanismos para su curación: Hipócrates –considerado el padre de la Medicina– ya lo intuía en el año 357 a.C., cuando les decía a los pacientes “que [su] alimento [fuera] [s]u medicina y que [s]u medicina [fuera] [s]u alimento” y que “la naturaleza cura las enfermedades”.
Reconocer estos principios nos permite tener claro que el fármaco más poderoso del que puede disponer una persona en su lucha contra las enfermedades, por muy graves que sean, se encuentra dentro de sí misma. La clave, por lo tanto, es despertar esa sabiduría que yace en el interior del ser humano y armonizarla siguiendo las leyes de la naturaleza; allí residen los verdaderos principios de la autocuración. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
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