UNA ENFERMEDAD NACIONAL
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *
El 17 de junio del presente año fue un día que embargó de mucha tristeza a los colombianos, porque en el centro comercial Andino (en Bogotá), una onda explosiva dejó tres mujeres muertas y nueve más con heridas graves. Este suceso debería haberse tomado como un llamado a la unidad y solidaridad nacional; sin embargo, aún con dicho dolor latente, las redes sociales retrataron de cuerpo entero la bajeza a la que puede llegar el ser humano, a través de mensajes como “Con Santos, ser criminal paga”, “Santos no merece perder elecciones, merece que lo saquemos ya”.
Estas expresiones tan frecuentes son un indicador de que una enfermedad de características epidémicas invade la geografía nacional: el odio. ¿Por qué hechos tan dolorosos como el descrito no congregan a todos los colombianos sin excepción a rechazarlos? ¿Por qué el odio hacia una persona o grupos de personas puede llegar a obnubilar la racionalidad humana? Este sentimiento profundo e intenso de repulsión hacia alguien, que promueve el deseo de hacerle daño o que le suceda alguna desgracia fue investigado por los doctores Semir Zeki y John Romaya.
Estos científicos del laboratorio de neurobiología del University College de Londres trataron de responder la pregunta. Con imágenes cerebrales de cuando las personas eran invadidas por este tipo de sentimiento describieron lo que denominaron el circuito del odio, el cual se encuentra principalmente en dos estructuras de la corteza y subcorteza cerebral: el putamen y la ínsula.
El sentimiento del amor también se encuentra en este mismo sitio; pero la diferencia entre los dos radica en que con el odio se activan áreas relacionadas con el juicio y el racionamiento, mientras que con el amor ambas se desactivan. Las grandes tradiciones espirituales siempre nos han dicho que el odio surge de pensamientos de intolerancia hacia una o varias personas; mientras que el amor está basado en la aceptación incondicional de nuestro semejante. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
Estas expresiones tan frecuentes son un indicador de que una enfermedad de características epidémicas invade la geografía nacional: el odio. ¿Por qué hechos tan dolorosos como el descrito no congregan a todos los colombianos sin excepción a rechazarlos? ¿Por qué el odio hacia una persona o grupos de personas puede llegar a obnubilar la racionalidad humana? Este sentimiento profundo e intenso de repulsión hacia alguien, que promueve el deseo de hacerle daño o que le suceda alguna desgracia fue investigado por los doctores Semir Zeki y John Romaya.
Estos científicos del laboratorio de neurobiología del University College de Londres trataron de responder la pregunta. Con imágenes cerebrales de cuando las personas eran invadidas por este tipo de sentimiento describieron lo que denominaron el circuito del odio, el cual se encuentra principalmente en dos estructuras de la corteza y subcorteza cerebral: el putamen y la ínsula.
El sentimiento del amor también se encuentra en este mismo sitio; pero la diferencia entre los dos radica en que con el odio se activan áreas relacionadas con el juicio y el racionamiento, mientras que con el amor ambas se desactivan. Las grandes tradiciones espirituales siempre nos han dicho que el odio surge de pensamientos de intolerancia hacia una o varias personas; mientras que el amor está basado en la aceptación incondicional de nuestro semejante. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
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