BIENVENIDOS, FARIANOS
Por: Uriel Escobar Barrios, M.D. *
Los días previos al 31 de enero de este año sucedió algo que pasó casi desapercibido para todo el país. Las noticias sobre Odebrecht, los señalamientos de corrupción y la pelea constante entre santistas y uribistas ocultaron algo cuya trascendental importancia marcará nuevos rumbos en la convivencia entre los colombianos: cerca de 6.900 guerrilleros y guerrilleras pertenecientes a las Farc iniciaron, llenos de alegría e ilusión, un viaje de retorno hacia donde jamás han debido partir: sus veredas, pueblos y ciudades. Algo muy importante y positivo está sucediendo en las entrañas de la patria.
Estos compatriotas, hombres y mujeres, que se instalaron en 26 zonas veredales distribuidas en toda la geografía nacional no llegaron solos: llegaron con sus enseres y diversos animales con que vivían en la selva; además, algunos de ellos con hijos pequeños y más de 20 guerrilleras cargando en sus vientres los adorados bebés gestados en los avatares de una guerra fratricida de más de 50 años de duración. En las entrevistas concedidas han manifestado la firme intención de entregar sus armas y desarrollar sus sueños en armonía con sus 48 millones de hermanos colombianos.
Sin importar la posición ideológica que se tenga respecto del proceso de paz, no hay duda de que este ha sido el movimiento más grande en la historia del país de personas dispuestas a entregar sus armas e ingresar a las filas de la convivencia, utilizando para ello el poder más eficaz que tiene el ser humano: la palabra.
No ha sido fácil haber llegado hasta este punto y serán muchos los retos que tendrán que enfrentar en el futuro tanto Gobierno como guerrilla; sin embargo, poner fin al conflicto armado ha sido la mejor decisión para que Colombia pueda dar un verdadero salto cualitativo hacia la Modernidad. Hermanos farianos: sean bienvenidos. Los necesitamos para que nos ayuden con sus ideas a la construcción de un país más justo y equitativo, donde haya cabida para todos. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
Estos compatriotas, hombres y mujeres, que se instalaron en 26 zonas veredales distribuidas en toda la geografía nacional no llegaron solos: llegaron con sus enseres y diversos animales con que vivían en la selva; además, algunos de ellos con hijos pequeños y más de 20 guerrilleras cargando en sus vientres los adorados bebés gestados en los avatares de una guerra fratricida de más de 50 años de duración. En las entrevistas concedidas han manifestado la firme intención de entregar sus armas y desarrollar sus sueños en armonía con sus 48 millones de hermanos colombianos.
Sin importar la posición ideológica que se tenga respecto del proceso de paz, no hay duda de que este ha sido el movimiento más grande en la historia del país de personas dispuestas a entregar sus armas e ingresar a las filas de la convivencia, utilizando para ello el poder más eficaz que tiene el ser humano: la palabra.
No ha sido fácil haber llegado hasta este punto y serán muchos los retos que tendrán que enfrentar en el futuro tanto Gobierno como guerrilla; sin embargo, poner fin al conflicto armado ha sido la mejor decisión para que Colombia pueda dar un verdadero salto cualitativo hacia la Modernidad. Hermanos farianos: sean bienvenidos. Los necesitamos para que nos ayuden con sus ideas a la construcción de un país más justo y equitativo, donde haya cabida para todos. www.urielescobar.net / Twitter: @urielbarrios16
*Uriel Escobar Barrios, médico psiquiatra. (Esta columna de opinión es responsabilidad directa de su autor)
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